Juan Carlos Rodríguez Búrdalo

Fundación Ortega MuñozPoesía, SO11

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ BÚRDALO

Memoria y duelo en el Valle del Tiétar

Cuando un mundo acaba, no es sólo el vacío
que llena los corazones con su peso de duda;
también las palabras se deshacen en el espíritu
que interroga el pasado.
Nuno Júdice

La tarde ya se va, me deja solo,
conmovido por este sol oscuro
que brilla sobre el valle como lluvia
y cobija en mi pecho su silencio.
Oigo como una voz decir: ¡regresa!
¿De dónde, desde qué oblicua memoria
soy convocado, desde qué relámpago
el fuego indescifrable de esta voz?
No. Volver ya no es un verbo sin precio;
volver, si ocurre lo extraordinario:

Extraordinario es tomar cervezas
con Usman en Sutton Place, volver
al noble revoltijo de su tienda
cálida, itinerante, tan honesta,
como si el dólar fuera papel sólo
y nada para vivir precisara
sino el Níger brillando en las estrellas.

Extraordinario un vuelo de jilgueros
en Bryant Park,
o los pardos gorriones
bañándose en la tierra de un camino,
volviéndome a la infancia, tan lejana
que sólo tiene piso en el recuerdo.

Extraordinario sería
tomar un autobús en la Catorce
y encontrarme otra vez la anciana frágil
que relataba con honda emoción
la historia de los suyos en Jamaica;

y todo en un dulcísimo español
que aprendió de su madre y de la lumbre
de sus antepasados bisabuelos;
la que sin poderlo yo evitar besó mi mano.

Extraordinario es volver a escribir
luminosos poemas que me dictan
rojas arboledas en Central Park;
tan ajeno al estruendo de la Quinta,
como imposible encontrarla en Tiffany
con ojos de miel y mi juventud
ardida, bien sé para siempre ardida,
como ardido yo mismo si regreso
con viejas cicatrices mal curadas
y el bálsamo de paz que no he tenido.
No. Volver ya no es un verbo sin precio.