ANTONIO GÓMEZ
Luis Costillo, espejo y ejemplo
Fotografía: PAKOPÍ
Fue en el mes de mayo del bisiesto 1984 cuando en un encuentro casual, mi camino se cruzó con el de Luis, recuerdo la pasión y énfasis de quien me lo presentó y cómo apostilló que me encontraba ante uno de los pintores con más futuro de Extremadura. En aquel momento escuchar ese comentario me hizo sonreír y desconfiar de tal opinión, dudé de que tal comentario pudiera ser veraz, pues desconocía su obra y no podía juzgarla ni apreciarla. La oportunidad de esclarecer esa duda no tardó en presentarse y ese mismo año se fraguaron complicidades que avivaron nuestra relación y que se han mantenido activas hasta sus últimos días.
Como raro personaje introvertido, ingenioso e imaginativo, despertó en mí una atracción e interés especial, congeniamos durante la IV Feria del libro que se celebró en Mérida la primera semana de junio de 1985 en la que montamos una caseta decorada por Luis donde se exhibían libros de artista y libros objeto. Esta muestra aglutinó un grupo de creadores que al año siguiente volvieron a repetir esa misma experiencia e hizo posible la organización de varios proyectos colectivos en los que la imaginación, el exquisito talento y la extraordinaria sensibilidad de Luis siempre estuvieron presentes, consiguiendo que estas actividades sean consideradas como evidentes modelos de su capacidad creativa y estética.
Conocedor de que todo lo que constituye el mundo real siempre es subjetivo, procuraba mostrar en sus propuestas una realidad cercana y efectiva, intentaba dar un protagonismo especial al espectador, se esforzaba para que el hecho de mostrar sus trabajos se convirtiera en un acto participativo, buscaba que el acercamiento a su obra no solo fuera una actividad de observación.
La ironía, el dramatismo, la fantasía y la pasión dan forma a su libertad plástica, Luis es uno de esos creadores que tropiezas con él y que nunca olvidas, abierto a todo tipo de estímulos desarrolla y potencia un mundo interior exigente y singular que con su actividad renovadora y su atrevida vanguardia es capaz de contagiar esos valores que con entusiasmo, emoción y fina sensibilidad nos ofrece como respuestas, inquietantes a veces, pero vitales.
Su trayectoria es totalmente rupturista, lo confirman las distintas líneas de trabajo que desarrolló en su continua y variada producción. Alejado de todo academicismo, es el instinto más que la razón, lo que da alas a su imaginación y motiva su capacidad sensible y emocional, con estricto rigor, y con delicada y refinada sutileza plantea su discurso visual.
Compartir con Luis opiniones, vivencias y propuestas siempre enriquecidas por su apasionante intuición y oficio, permite que en mi memoria permanezca como un prudente y moderado creador, espontáneo, sensible y excepcional. En las experiencias que compartimos, fue siempre el cauce de un caudal de energía arrolladora y contundente, su aptitud y seriedad ante el trabajo, su destreza meticulosa y desbordante, hacen que la obra que nos deja como testimonio de su buen hacer y su poderío multidisciplinar, sirva de espejo y ejemplo para nuestro disfrute personal.