CVETO MARSIČ
2015
LOS NIDOS
La creación la entiendo como un hecho que trasciende y traspasa los límites de mi íntimo y de mi efímero. Mis pensamientos y mis trabajos se nutren de la relación con la naturaleza, como madre sin tiempo. Me mueve la necesidad de hacer una ofrenda y de escapar a este tiempo de absentia. Este tiempo es una metáfora de mi sentir presente. Este sentir derivó en pintura habitada y fértil, contrapunto a la circunstancia social fría, calculadora y desalmada. La expresión reflejada en mis trabajos recientes es en buena parte resultado de la necesidad de exaltar la dignidad y pertenencia a la naturaleza del ser humano. La metáfora del nido ha dado pié al desarrollo de los trabajos en pintura, dibujo y fotografía. No ha sido buscada racionalmente, se me ofreció naturalmente como consecuencia de anteriores búsquedas expresivas. El anidar es un acto simbólico, posición y relación con el mundo, metáfora de la existencia y conciencia de lo efímero. El nido de mis cuadros tiene vida propia, con principio y fin. Su razón de ser es mi propia necesidad como ser humano primero, y después como creador.
Cveto Marsič
EL ESPESOR INESPERADO DEL PAISAJE
Hacer nidos se ha ido transformando en manifiesta necesidad, y sólo las fotografías permiten documentar lo que es el
proceso performativo y la obra efímera y abandonada a la intemperie, tras la realización y gozoso usufructo momentáneo. Retorno, repetición, nacimiento, naturaleza, escultura, esfuerzo físico, reposo y aislamiento, contemplación de una imagen son elementos comunes a su pintura y a estas obras. Esbozos elocuentes de la forma del nido en dibujos al carbón
funcionan como apunte evocador de una idea acariciada, denotando una habilidad para el dibujo que la pintura no exhibe.
El dibujo comparte con la escultura (con los nidos construidos, por ejemplo) esa fuerza de la línea, esa lucha intrínseca contra lo informe, esa compulsión figurativa, y nos ofrece, en lugar de la espesura de una materia esculpida, imágenes impalpables de un imaginario individual.
Leonor Nazaré
Fotografías PETRA PAULA MERINO