Mon Montoya

Fundación Ortega MuñozS10, Separata

MON MONTOYA

QUE IMPORTANTE FUE CONOCERTE, ANTONIO

No sé a qué hora recibí la notificación en mi móvil, se que estaba trabajando en mi estudio, aquí, en Palazuelos de Eresma (Segovia).
      Un mensaje como una llamarada de un cielo gris y escueto en la pantalla... «No sé si sabes que Antonio Franco
Domínguez ha muerto...». Todo un impacto de muerte y angustia impensable. No sabía que Antonio estuviera enfermo.
     Desde ese instante hice verdaderos equilibrios emocionales, que aún perduran. Mi trabajo sin Antonio... esos
años de recuerdos intensos y sin su aliento y sin su presencia ya no serán iguales.
     Se inicio nuestra amistad y relación cuando Extremadura conseguiría su estatuto de autonomía. Recibí una lla
mada telefónica de Antonio Franco desde Badajoz. Yo desconocía su persona y sus intenciones en aquel momento. Me explico, con su voz inteligente, tímida y sutil sus ideas y proyectos acerca de la cultura, los artistas y el Arte contemporáneo en el futuro que procedía poner en marcha para la Comunidad Extremeña. Este proyecto de futuro estaba concebido claramente. 
     
Mi relación personal con mi tierra se limitaba a ámbitos familiares. Nunca había tenido ninguna posibilidad de mostrar mi Obra ni mi trabajo profesional.
     
Me animo a que apoyase como artista nacido en Extremadura la labor de actualizar la realidad cultural que nos atañía y dar a conocer las obras y corrientes de Arte que nosotros los artistas realizábamos, y acercar a la comuni- dad, los nombres e ideas de los que por distintos motivos, habían nacido en Extremadura, pero trabajaban y vivían fuera de ella.
    
Consiguió, mediante otras llamadas y entrevistas, reunirnos en Madrid a muchos artistas extremeños que en aquel momento eran más o menos conocidos en el contexto del Arte Español Contemporáneo. Allí oí, por vez primera, la posible creación del MEIAC.
    
Desde aquel momento, Antonio no descansó. Empezó para mi, la amistad de artistas que nunca había conocido y que teníamos un lugar común de nacimiento. Seria prolijo y cansado enumerar todos los buenos ratos personales en exposiciones, catálogos, presentaciones de libros profesionales, inauguraciones...llenas todas ellas de un entusiasmo que solo Antonio sabia inducir.
     
La última vez que lo vi, fue en la entrada de los pabellones de ARCO 19. Esperaba a las autoridades culturales de Extremadura. Me conto que se había iniciado en el Boxeo...no me lo podía imaginar dando golpes a un saco... que era para poder ganar en potencia y físico...
     
Desgraciadamente, Antonio y yo, proyectábamos una exposición, sine die, de mis obras, analítica y extensa para el MEIAC, su Museo. Expresaba la enorme dificultad que ello supondría por la falta de presupuesto para realizarla. Ello le incomodaba y le tensaba.
    
Antonio fue un ser excepcional para la Cultura Extremeña contemporánea. Yo fui, testigo de excepción, ayudando con todas mis fuerzas y trabajo a mantener siempre sus proyectos y su legado.
    
A Carmen y a sus hijos, a los que conocí siendo muy niños, les envío mi cariño, mi solidaridad y mi abrazo.
    
Una pérdida irreparable...llena de recuerdos, de búsqueda de perseverancia y valentía. No cabe duda, que Ex- tremadura ha perdido a uno de sus Conquistadores Contemporáneos.
    
Mi agradecimiento y honor por su amistad. Por haberme dado la oportunidad de volver a soñar con mi tierra.
    
El mayor testimonio de su creencia y reconocimiento hacia mi obra y mi persona, es el legado de cuarenta y dos obras de mi autoría de diversas épocas que el MEIAC de Badajoz, conserva en su colección de Artistas Extremeños.

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Antonio Franco, Eloisa Sanz y Mon Montoya. Exposición El Árbol del rescate. Sala Goya. Circulo de Bellas artes. Madrid, 2009.