JUAN RAMÓN F. MOLINA
BOSQUE II, 2000
Serie: Bosque de tinta
VERÓNICA ARANDA
OBJETOS
I
Frutero de barro
Hoy toda la elocuencia es un frutero
de barro, torneado en Samarcanda,
con siete manzanas amarillas.
La negación,
la voz de espacios míticos
quedan muy lejos de este bodegón.
II
Objetos
En los días de encierro
se habla de mascotas
y cada objeto cobra trascendencia:
abrecartas y pipas en su estuche,
dedales y relojes de cadena
parados a unas horas de cuarzo
implosivas o en sombra.
Del gramófono sale
una voz de barítono
como un corzo a un paisaje amplio.
Por un momento, olvido los objetos,
la inquietante guarida.
III
Jabones
La casa puede ser cueva de cuarzo,
la antesala a raíles donde creció la hierba.
La habitamos sin puertas entornadas,
sin falsa vista a un bosque.
Alguien nos trae canastas
con jabones de Alepo.
IV
Mapas
La lengua asciende hacia el confín, la savia,
se articula como una floración
secreta de paulonias.
Sé que no hay puntos cardinales;
en la garganta, lo premonitorio
traza simbologías de los vientos.
Casa adentro, en los mapas
se desdibuja el amarillo siena.
V
Anticuario
Hoy queda tan lejana
la casa en la colina,
el mediodía otoñal del anticuario
donde vendían juegos de café
con aquel sello de “occupied Japan”.
Épica dentro de la porcelana,
objetos que escondían
el germen de un poema.