ALEJANDRO DUQUE AMUSCO
El silencio de la vida
Sevilla, 1949
Atiende a este silencio, áspero y hondo.
No es silencio que provenga de Dios ni de los hombres,
llega de tu espacio interior, se acrece en ti como una callada intimidad
que, silenciosamente, atruena tus oídos
y te traspasa con esa aguja fina
que sólo tú percibes,
porque tiene la forma de tu vida
y está cifrada con la clave secreta de tu alma.
No desmayes, resiste aun cuando sepas
que su blanca verdad es dolorosa.
Aplica tus sentidos a este frágil
delicado
no oír.
Ríndete a este silencio.