Sobre mármore JOÃO MIGUEL FERNANDES JORGE

Fundación Ortega MuñozEscaparate de libros, SO2

Vigilancia sobre lo real

Martín lópez-vega

Sobre mármore
JOÃO MIGUEL FERNANDES JORGE

Vila Real, Teatro de Vila Real, 2011.

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Recogidos los hilos abiertos en sus últimas entregas, es posible que Sobre mármore sea el libro más importante de João Miguel Fernandes Jorge desde sus grandes libros de los noventa, que son, a mi parecer, O barco vazio (1994) y Não é certo este dizer (1997). Son, quizás, las últimas colecciones de poemas sueltos: los libros que siguieron, a excepción del desigual Invisíveis correntes (2004) tienen un motivo que les sirve de nexo común, casi siempre construidos en torno a una localización geográfica o un foco artístico. Y aunque entre esos se encuentren algunos de los mejores libros de su autor (pienso sobre todo en el singular y memorable Jardim das Amoreiras, de 2003, sobre veinticinco estudios anatómicos de Vieira da Silva) es en el collage de temáticas y formas donde la poesía de Fernandes Jorge demuestra toda su potencia.

Qué raro se hace, a estas alturas, regresar al primer libro de Fernandes Jorge, Sob sobre voz (1971) a su decir tan quintaesenciado que, sin embargo, sigue siendo la columna vertebral de su poesía, que reside, como supo ver Joaquim Manuel Magalhães a propósito de otro libro suyo: «Chamemos à principal qualidade deste livro dispersão, ao seu principal esconjuro a melancolia». Sobre esas coordenadas Fernandes Jorge construye un mundo que consigue aunar en un mismo poema lo narrativo con lo surreal, lo sentimental y el discurso pensado, como si fuera capaz, en un solo poema, de reunir lo más granado de todas las corrientes poéticas que han fecundado el riquísimo, esencial siglo XX portugués.

Los libros que Fernandes Jorge publicó después del citado Não é certo este dizer tienen algo de rearme estético, de un lado (libros que toman como pretexto las obras de artistas contemporáneos o clásicos, o bien de cineastas) y sentimental; libros sobre lugares geográficos que son sobre todo tentativas de agotar claros lugares de la memoria. En una entrevista publicada en el Jornal de Letras del 11 de mayo de 2005 afirmaba Fernandes Jorge que lo que en un cuadro o una película le invitan a escribir es «Primeiro a sua existência, depois a vigilância sobre o real. Não são já um corpo que pertence ao enunciado desta ou daquela arte, mas um poder, um idioma de comunicação». Vemos la vida a través de la comparación, del filtro de una obra de arte en la que de algún modo se refleja, y lo que sobra, el desajuste, es la vida que sobra en el poema. Algo parecido a eso es la operación que proponen los poemas de Fernandes Jorge.

Sobre mármore recopila algunas de las preocupaciones de los libros últimos: la segunda sección, «Castelos XXXVI a XLVI» arranca exactamente donde acababa el libro Castelos I a XXXV (2004), castillos cuya unidad es lo suficientemente sutil como para permitir al poeta desplegar toda su capacidad, desde el apunte paisajístico al comentario sobre «a igreja de Bento XVI». Las otras secciones gravitan en torno a asuntos artísticos pero de una forma más abierta que en los anteriores tomos de su autor. Homenajes literarios que son también emocionantes epitafios («Foi no dia em que morreu Cesariny», «Mar de setembro/Ostinato rigore»…) conviven con intuiciones como la que reúne a los personajes de los poemas de Kavafis con los de Fassbinder, con reflexiones sobre piezas artísticas que actualizan el tipo de poema que Jorge de Sena llevó a su punto más alto en sus Metamorfoses, como «O falcão de bronze», todo con esa capacidad única de Fernandes Jorge para lograr que lo que es escultura o lienzo parezca vida y que lo que es vida parezca escena de un tapiz sorprendido.

No hay un libro de Fernandes Jorge que no esté repleto de lecciones sobre el arte de la poesía y el oficio de vivir. Sin embargo, cuando salta las vallas con que él mismo acostumbra a delimitar su poesía, el festín es mayor aún, si cabe. Sobre mármore es un libro mayor (uno más) de un poeta imprescindible, transido de esa «percepción asimiladora» de la que él mismo habló, en uno de los ensayos recogidos en su libro Processo em arte, a propósito de la artista Paula Rego.