Nuno Júdice – Fórmulas de uma luz inexplicável

Fundación Ortega MuñozEscaparate de libros, SO3

MARTÍN LÓPEZ-VEGA

FÓRMULAS DE UMA LUZ INEXPLICÁVEL
Nuno Júdice

Lisboa, Dom Quixote, 2012.

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      Hace ya bastantes libros (probablemente desde que en 1996 apareciera O movimento do mundo) que uno no espera grandes novedades del libro que, con ritmo preciso, Nuno Júdice entrega a la imprenta cada año. Fórmulas de uma luz inexplicável no es en eso una excepción. Si bien en una entrevista con Carlos Vaz Marques publicada a propósito de este libro en la revista Ler afirma buscar continuas novedades, incluso en la actualidad, lo cierto es que esas relativas mudanzas apenas afectan a lo esencial de una poética que apenas ha experimentado cambios desde los grandes libros que su autor publicara en los noventa. Me refiero a As regras da perspectiva (Las reglas de la perspectiva, 1990), Um canto na espessura do tempo (Un canto en la espesura del tiempo, 1992), Meditação sobre ruínas (Meditación sobre ruinas, 1995) y O movimento do mundo (El movimiento del mundo, 1996). En esos libros Júdice elabora su poética y la despliega en variaciones siempre hondas y con una novedosa mirada poética. A partir de ese libro, otros títulos como Teoria geral do sentimento (Teoría general del sentimiento, 1999), Geometria variável (Geometría variable, 2005) o Guia de conceitos básicos (Guía de conceptos básicos, 2010) ensanchan una obra que crece a un ritmo constante de prácticamente un libro por año pero cuyas líneas esenciales están ya trazadas desde esos libros fundamentales de los años noventa. Cada nueva entrega aporta, y no es poco, un puñado de poemas memorables. En eso tampoco es una excepción Fórmulas de uma luz inexplicável: “El sentido del azul” es una magnífica coda a “Receta para hacer el azul”, uno de sus poemas más leídos. “Elegía” es una certera actualización de un tópico clásico, mezclando antigüedad y contemporaneidad. En un poema aparece Unamuno, en otro Mallarmé... Júdice escribe sus poemas entre las coordenadas de la pérdida y el misterio de lo que se aproxima sin nombre (la muerte, sí, pero también los pequeños renaceres cotidianos) y los reúne en libros que podríamos decir que carecen de una identidad que los distinmos decir que hace quince años que Nuno Júdice no publica libros de poemas sino nuevos capítulos de su poesía completa. Esta acumulación tiene sus defensores y no la traigo aquí como una crítica, sino apenas como una descripción.
      La poesía de Nuno Júdice habla de lo perdido para decirnos que es falso, que nunca perdemos nada. Las personas, las ciudades, los objetos nos abandonan pero ese abandono no termina nunca y basta cualquier cosa en lo cotidiano diario para recordárnoslo. No coleccionamos días sino abandonos; como quería Chateaubriand, cada uno de nuestros días es un adiós. Júdice busca el instante de la duración (“Lo que el hombre busca no se encuentra / en las líneas en que la eternidad se cruza con el / instante”, afirma, sin embargo, en uno de estos nuevos poemas) pero se trata de una duración nueva. Ante las líneas del destino y del azar sólo nos cabe leer entre líneas. Así el personaje de los poemas de Nuno Júdice afronta el día a día: intentando sintonizar todas las frecuencias que la realidad emite, la mayoría de ellas venidas desde el pasado. Lo que cada uno de sus nuevos libros nos ofrece es el resultado de esa búsqueda: los informes del poeta que lee entre las líneas de la eternidad los mensajes del pasado, los únicos que sirven para afrontar el presente. Algo nos acecha en lo cotidiano, y no nos atrevemos a acercanos: es otra versión de nosotros.