antonio rivero machina
LA POESÍA DE GERARDO DIEGO
ESTUDIO BIBLIOGRÁFICO
José Luis Bernal Salgado
Fundación Gerardo Diego, 2016.
No se me ocurre un ejemplo mejor que la obra poética de Gerardo Diego para ilustrar la necesidad y oportunidad de trabajos bibliográficos como el desarrollado por el profesor José Luis Bernal en el volumen que aquí reseñamos. Ejemplo de ello resultan, ciertamente, tanto la trayectoria poética del autor de Alondra de verdad como la labor minuciosa y rigurosa desempeñada en este trabajo bibliográfico por su responsable. El caso de Diego no es ni raro ni excepcional, pero sí arquetípico: pocos poetas tuvieron tan clara –y desde la más temprana juventud, como el profesor Bernal subraya en su estudio– la amplitud formal y de horizontes en su quehacer lírico, la versatilidad del mensaje poético, en suma. La célebre «polimusía» dieguina se constituyó así, en sí misma, en una poética cerrada y congruente desde su diversidad técnica y su coherencia personal. Nos encontramos, en conclusión, ante una «obra varia y múltiple, en fin, cuya trabazón alcanza conexiones insospechadas que hemos tratado de poner de manifiesto en nuestro estudio –libro a libro– de la obra dieguina, a fin de ofrecer la necesaria visión poliédrica y múltiple del poeta» (p. 12), según resume en sus palabras introductorias Bernal Salgado.
Es por esta razón por la que, según decíamos al comienzo, pocas trayectorias poéticas se muestran tan agradecidas ante un análisis bibliográfico concienzudo, libro a libro, variante a variante, edición a edición, como el presentado en este volumen editado para la Fundación Gerardo Diego. Con ello, con esta suerte de vademécum dieguino al fin completado, cualquier estudio sincrónico o diacrónico de cualquier elemento de la obra poética del autor de Manual de espumas habrá de recurrir sin dudarlo a la tarea de contextualización y cotejo desarrollada en estas páginas por Bernal Salgado. Efectivamente, libro a libro, como decimos, se ordena cronológicamente un conjunto de más de sesenta libros de poemas, incluidas las antologías.
Junto a su oportunidad –el primer mérito de un investigador es saber elegir su objeto de estudio, saber atisbar una necesidad real que subsanar dentro de su ciencia– y a su minuciosidad, el tercer mérito de La poesía de Gerardo Diego. Estudio bibliográfico es su amenidad. Cabe decir que, no por último, deja de ser este un gran mérito, toda vez que el género bibliográfico no se presta, a priori, a grandes amenidades. Sin embargo, el profesor Bernal lograr estructurar bajo su prosa ensayística un relato en el que, más allá de catalogarnos libro a libro la trayectoria dieguina, nos ofrece un estudio completo –y poliédrico como la misma poesía de Diego– de su devenir lírico. Desde lo estrictamente bibliográfico -dataciones, pies de imprenta, colofones, tiradas, entintados, ilustraciones, distribuciones, reimpresiones- se construye un relato puramente literario, en esa íntima e intrincada trabazón de la que hablaba Bernal Salgado en su introducción. De esta manera, con breves capítulos consagrados a cada uno de los libros poéticos de Diego, se va desvelando la reciprocidad entre la materialidad de cada poemario y su más encarnado mensaje.
Ordenados, como ya hemos apuntado, de manera cronológica, de cada libro se nos anota sus datos editoriales: desde la información básica de su pie de imprenta a las más azarosas rarezas de impresión. Junto a la edición original, se señalan asimismo posteriores reediciones o –algo muy frecuente en Diego– ulteriores reelaboraciones e integraciones bajo nuevos títulos o volúmenes. A ello se suman también las anticipaciones parciales de algunos poemas en otros libros o revistas, sin olvidar sus consecuentes posibles variantes textuales. Ahora bien, ningún capítulo deja de entreverar entre todos estos datos, como decimos, el pertinente análisis literario de su contenido. Sin esto último, no en vano, el trabajo de Bernal Salgado perdería la hondura de la que goza, y abandonaría ese relato ensayístico desde el que sabe administrar la meticulosidad de sus pesquisas.
No convendría dejar de señalar en esta recensión, igualmente, la hermosa factura bibliográfica del volumen en sí mismo y, particularmente, el catálogo final en el que se reúnen todas las portadas originales, puntualmente reproducidas (pp. 209-227). Una recopilación solo posible gracias al propio fondo documental de la misma Fundación Gerardo Diego que acoge y edita este volumen de Bernal Salgado. Se completa tan rico repertorio, a la postre, con varios índices: de poemas, de obras, onomástico y de publicaciones periódicas.
La perspectiva de la trayectoria lírica del poeta de Cementerio civil que nos ofrece aquí Bernal Salgado es, en suma, compleja, completa y poliédrica. Un retrato certero, en consecuencia, del legado poético dieguino. No en vano, el acercamiento bibliográfico se convierte, en este caso, en la mejor estrategia posible. Un retrato fiel del poeta santanderino y una reivindicación justa –siempre desde lo tangible– de su testimonio lírico, ya que, como recuerda el responsable de este ensayo bibliográfico, «Diego tuvo que sufrir una sistemática desconfianza de cierta crítica que veía en su polimusía o diversidad de maneras una limitación creativa cuando no una falta de autenticidad lírica. Y todo ello pese a que el poeta, que desde los años veinte nos ha regalado un compendio de reflexiones líricas excelentes, había proclamado siempre con claridad y sinceridad a raudales esa manera singular de entender la poesía y el quehacer del poeta» (p. 13). No nos cabe duda de que es el estudio riguroso y minucioso de todo este corpus dieguino –su contextualización y análisis como compendio de voces y posturas– el que mejor revela la inexactitud de aquellas afirmaciones que quieren negar a Diego un rumbo plenamente consciente en su trayectoria lírica. Solo a través de la suma total de sus «librucos, libritos y librotes de todos los tamaños imaginables» se puede percibir, como el mismo Diego anotó, la dimensión y coherencia de su legado poético. Este volumen nos muestra cómo hacerlo.