Erros individuais JOSÉ MIGUEL SILVA

Fundación Ortega MuñozEscaparate de libros, SO2

Estudiando a los comensales

Martín lópez-vega

Erros individuais
JOSÉ MIGUEL SILVA

Lisboa, Relógio d’água, 2011.

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José Miguel Silva (Vila Nova de Gaia, 1969) es ya uno de los nombres esenciales de la última poesía portuguesa. Erros individuais es su séptimo libro de poemas y, si bien tiene algo de circunstancial (con escasas excepciones, todo el libro aparece ambientado en Florencia) se reúnen en él las cualidades que ya habíamos podido observar en sus entregas anteriores: un espigado decir de apariencia coloquial pero casi nunca descuidado, la falta de reparos a la hora de introducir en el poema temas que en principio pudieran parecer ajenos a la poesía, una especial capacidad para prestar atención a los detalles nimios de la vida cotidiana. Poeta culto, su culturalismo no es exhibicionista, sino asumido: es el mismo de Jorge de Sena y de João Miguel Fernandes Jorge. Y muy frecuente en su poesía es la referencia al cine. En un texto sobre este asunto Miguel Queirós ha espigado referencias a películas japonesas en su primer libro, citas de Scorsese o Tarkovski en el segundo y un tercero, Movimentos no escuro, en el que cada poema tiene por título el de un film.

Hay en la poesía de Silva poemas de ambiente turístico, estampas de infancia, trasuntos de otros libros o películas… En esto no es muy diferente de tantos otros poetas portugueses y europeos. Lo que distingue su obra es su mirada, que da el paso que lleva de la ironía a la desilusión y en alguna rara ocasión se atreve a dar (o a insinuar) el paso siguiente, el que lleva a buscar de nuevo la intensidad, una vez descubierto de qué poco sirve la morfina de la ironía. Lo más habitual, sin embargo, es ese estadio intermedio de crítica al hombre irónico, digamos. El descontento, un cierto espíritu que anima al cambio.

Erros individuais arranca con una invitación: «Só por isso, justamente, tem piada / estar aquí, abrir os olhos, conferir / ainda e sempre, na vitrina da manhã, / a produção da primavera ». La sección central del libro es «Via del Malcontenti ou Ascensão e oclusão do indivíduo». El protagonista de estos poemas pasea por una Florencia que tiene algo de emblema de nuestro tiempo. La ciudad es un retablo medieval en el que «não há / pobres, e condenados à morte só os vivos» pero en el que uno puede fotografiarse «com uma cara de todos os dias». Esos son los dos niveles del libro: uno icónico con vagas intenciones alegóricas, Florencia y su historia; otro que muestra la vida cotidiana en ese entorno. Como si una pareja de funcionarios se viera obligada a vivir en un escenario decorado para una representación shakesperiana, digamos, en el que sin embargo todo cuanto pasa es vulgar. Silva alterna la (ya tópica) crítica de los asuntos cristianos («o jovem franciscano na morada / do Senhor, em Ognissanti, não resiste / a desviar do evangelho para as pernas / da turista os vivos olhos») y clásicos con las preguntas sobre el porqué de su estar allí: «Que faz um céptico hedonista e quezilento / no país da arte sacra?» dice en «Uffizi» mostrando las costuras más débiles de la caricatura que en cierto modo plantea su libro. Ni el hedonismo, que uno sepa, está reñido con el disfrute del arte sacro, ni, desde luego, es imposible entregarse a él en Italia… El otro debe del libro bien pudiera ser la falta de contrastes del lenguaje. Aunque asume asuntos escatológicos y los trama con otros más altos, el lenguaje se mantiene siempre en un comodón coloquialismo plano que apenas sí se permite alguna mínima y ocasional concesión al lenguaje callejero.

Sigue luego un breve trayecto italiano para acabar con una serie de poemas sobre el regreso a Portugal. El tema de esos poemas acaba por ser el regreso del supuesto lugar ideal de vacaciones a la vida cotidiana, y, aunque hay apuntes, no acaba de entrarse en lo que podríamos llamar «el tema de Portugal». Termina el libro con una casi poética: «Satisfaz-te / com a fome e compreende: o proveito / do banquete é estudar os comensais ». Interesante mirada la que propone José Miguel Silva, abundante en matices y rica en sutil pensamiento crítico.