Álex Susanna – Paisatge amb figures

Fundación Ortega MuñozEscaparate de libros, SO11

GABRIEL MAGALHAËS

PAITSAGE AMB FIGURES
Álex Susanna

Proa, 2019.

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Entre las varias secretas complicidades que unen a las letras catalanas con las portuguesas se encuentra la importancia que, en estos dos ámbitos culturales, asumen los dietarios. Podríamos citar a Torga, a Vergílio Ferreira, de un lado, y a Josep Pla del otro. A la gran literatura, en Catalunya y Portugal, no se le suele olvidar el pugilismo cotidiano de redactar un diario. Los años pasan, y hoy el monumental dietario de Torga nos parece lo más importante que salió de la pluma del escritor transmontano: sus 16 tomos tienen visos de catedral literaria, pero todo se construyó dándole a la azada de una escritura persistente, ajustada al devenir del día a día.

Àlex Susanna, con su Paisatge amb figures, acaba de firmar otro momento brillante de esta tradición catalana, que es también portuguesa. En el título surge, de inmediato, de una forma casi beethoviana, la pulsación de uno de los temas más habituales de la creación de este autor: la pasión por la pintura, por la escultura, por el arte. Se titula el dietario como si fuera un cuadro y, de hecho, en este volumen hay párrafos y páginas que se sienten como lienzos pintados con palabras. Por ello, jugando con estas ambigüedades que el autor se permite, esta reseña se organizará considerando Paisatge amb figures un museo, una galería de arte, con varias salas, que recorreremos a continuación.

En la primera sala nos encontramos con una espléndida, sensible representación de la naturaleza. Los días contados a veces se diluyen en paseos por paisajes de Catalunya, pero también de otros países. Este mundo natural es, al mismo tiempo, identitario, con escenificaciones impresionantes del Pirineo catalán, el Penedès o la comarca del Matarranya, pero también abierto a la hermosura de otros mundos. En ciertas páginas, es como si leyéramos una versión laica del célebre «Cant Espiritual», de Joan Maragall. Todo se transforma, incluso los vinos y las comidas, en un paraíso sensorial. Y a veces los animales, sobre todo los perros, entran en los cuadros naturales paseados por el autor, funcionando como puentes perfectos entre el ser humano y el paisaje.

Esta intensidad de la presencia de la naturaleza –y ya entramos en la segunda sala de este museo o galería de arte–, mantiene una relación de contrapunto musical con las vivencias urbanas, narradas asimismo en este dietario, ocurridas en Barcelona, en París o en la ciudad de México, por ejemplo. Hay, pues, paisajes naturales, que son raíz y también cosmos; espacios que funcionan como reflexión ensimismada, intimista, y antecámara del vuelo de un poema. Pero también existen paisajes urbanos, densos de sentidos diversos, contrastando con el campo. En las ciudades se destaca sobre todo el encuentro, el diálogo intelectual. Y así, oscilando entre el edén y Babilonia, se escribe este Paisatge amb figures.

La tercera sala de este museo-dietario presenta una galería impresionante de personajes que surgen a lo largo de estas páginas, dibujados con una mirada atenta, curiosa, honda: las «figuras» del título. Como suele ser habitual en este tipo de obras, lo más estimulante es el modo como el texto «democratiza» las presencias humanas que representa: grandes artistas como Miquel Barceló, visitado varias veces, o críticos de arte de referencia, como J. F. Yvars, uno de los personajes más frecuentados del texto, o también escritores conocidos como Suso de Toro, aparecen al lado de amigos y entrañables presencias familiares. Y toda esta intrahistoria de las relaciones del autor se enlaza con el marco más amplio de las noticias sobre los dolorosos conflictos políticos hispánicos de nuestra época.

Pero, además de todas estas salas, tenemos otra, con acuarelas reflexivas muy interesantes. Las ideas de Susanna sobre el arte, su crítica a un tipo de vanguardismo pretensioso, sus meditaciones de cariz político configuran una parte de un permanente cabalgar mental muy interesante para el lector. Comenta, por ejemplo, Susanna sobre la transparencia artística: «És un punt de vista discutible, esclar, però soc dels qui creuen en la transparència i la fonda claredat de l’aigua d’un gorg d’alta muntanya. Certs graus d’hermetisme o nivells de complicació gratuïta em produeixen autèntica al·lèrgia.» (pp. 73-74) Paisatge amb figures no solo es un hermoso cuadro, sino también una fiesta del pensamiento.

El último apartado de este museo sería una biblioteca, con una serie de lecturas reflexionadas, meditadas a lo largo del dietario. Una librería muy variada –que incluye firmas catalanas, por supuesto, pero también Bash o Graham Greene o Ian McEwan– y que se organiza en los anaqueles íntimos, espirituales del autor. Y en esa biblioteca se escucha una suave música de fondo con algunas referencias melódicas fundamentales de Àlex Susanna: Albéniz, y su Iberia, o las Goyescas de Granados. Para concluir, salgamos ahora al exterior de este edificio museológico donde, en un patio, se encuentra lo más admirable de este dietario: Paisatge amb figures esculpe ante nuestros ojos una estatua del tiempo. Un tiempo que hiere en la muerte del padre del autor; un tiempo que cura en otros momentos. De hecho, este es uno de los retos esenciales de los dietarios: el diálogo con la temporalidad.

Antes de Paisatge amb figures, Susanna ya había publicado cuatro dietarios: Quadern venecià (1989), Quadern de Fornells (1995), Quadern d’ombres (1999) e Quadern dels marges (2006). Mientras tanto, en el año 2019 se ha editado una antología de toda su creación poética: Dits tacats, 1978-2018 (Pagès editors). La obra de Àlex Susanna está llegando de este modo a la cúpula de sí misma, alcanzando una plenitud y altura que la transforman en un todo completo y coherente. Y, en esa construcción, que ahora ya podemos empezar a vislumbrar con alguna claridad, quizá sus dietarios sean, como en el caso de Torga, la nave más impresionante. Un testimonio vital, humano y estético, sin el cual será muy difícil comprender los rumbos de la Catalunya de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI.