XOSÉ MANUEL SASILVA
A LEI DAS ÁNIMAS.
A NOVELA DA SANTA COMPAÑA
Carlos González Reigosa
Vigo, Editorial Galaxia, 2010.
No se puede decir que el año literario gallego haya sido escaso en novedades particularmente en el ámbito narrativo. Hemos asistido a la publicación de entregas de autores pertenecientes a generaciones intermedias o más jóvenes, como Marilar Aleixandre (O coitelo en novembro), Xosé Carlos Caneiro (Un último destino), Teresa Moure (A intervención), Francisco Castro (O segredo de Marco Polo), Diego Ameixeiras (Asasinato no Consello Nacional) y Marcos Calveiro (Settecento). También hemos presenciado valiosas incorporaciones al género, en algunos casos ya con una edad madura, tal es el caso de Manuel Portas (Denso recendo a salgado) y Ángel Vázquez de la Cruz (Luz de tebra). En cuanto a los autores de trayectoria más dilatada, se ha anunciado la publicación inminente de obras de Manuel Rivas (Todo é silencio) y Víctor F. Freixanes (Cabalo de ouros). Dentro de este último grupo resulta pintoresco lo sucedido con Alfredo Conde, autor que, tras una etapa de bilingüismo encubierto –se autotraducía de forma opaca–, resolvió abandonar la lengua gallega hace algunos meses no se sabe por qué. Se dice que sacará en breve una novela en castellano bajo el título Huesos de suerte, de asunto no poco oportunista, ya que en coincidencia con la celebración del Año Santo aborda en ella la temática jacobea.
Entre toda la producción ya disponible en las librerías a fecha de hoy nos parece adecuado en esta ocasión seleccionar A lei das ánimas. A novela da Santa Compaña, del periodista y narrador Carlos González Reigosa (Lagoa da Pastoriza, 1948). Se trata de una historia bien elaborada, con dosis equilibradas de intriga, que se lee ciertamente de un tirón. La obra arranca con el asesinato de una pareja cuya investigación movilizará a la fuerza pública y al mismo tiempo a las ánimas de la Santa Compaña, el conocido mito gallego que hace referencia a la procesión de muertos que andan penando por el mundo y que por la noche recorren los caminos. La participación de la Santa Compaña está justificada porque tras el crimen se consiguió encontrar el cuerpo de la mujer asesinada, pero misteriosamente no así el de su marido, a pesar de haber recibido numerosos disparos.
Hay que señalar la polivalencia genérica del libro, pues no se trata únicamente de una novela policial, modalidad narrativa a la que el propio González Reigosa se encargó de dar carta de naturaleza en la literatura gallega, a principios de los años 80, con la exitosa Crime en Compostela. La obra es también un homenaje a la geografía nativa del autor, que se sitúa en el norte de la provincia de Lugo, de la cual aparecen referencias culturales profusas. Asimismo ofrece todo un alarde en el despliegue de ingredientes maravillosos, presentes en cualquier punto de la narración con absoluta naturalidad.
Por si fuese necesario, indiquemos que no se trata esta de una novela de corte ni mucho menos costumbrista. En todo momento se mantiene a salvo, con habilidad, de caer en visiones superficialmente folclóricas, evitando sobre todo incurrir en el tópico de Galicia como “tierra de meigas”. Debe resaltarse por lo demás la competencia estilística de González Reigosa, capaz de transitar desde el cuidado lirismo del inicio de la obra hasta un registro en partes posteriores más apropiado para el desenvolvimiento de la trama. En suma, una propuesta de lectura muy recomendable.