Navas, Ribera y Mejías – Páginas portuguesas, catalanas y gallegas

Fundación Ortega MuñozEnsayo, SO4

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MARÍA VICTORIA NAVAS SÁNCHEZ -ÉLEZ, JUAN M. RIBERA LLOPIS Y CARMEN MEJÍA RUIZ

PÁGINAS PORTUGUESAS, CATALANAS Y GALLEGAS DE ÁLVARO CUNQUEIRO (1961- 1976)

1.En aportaciones anteriores hemos enmarcado la producción periodística de Álvaro Cunqueiro (1911-1981), que ahora abordamos, atendiendo a cuestiones como la del estatus del castellano sobre las otras lenguas de la Península Ibérica y, no obstante, su utilización para seguir informando de unas culturas minorizadas –catalana y gallega– y extranjera –portuguesa– que en una determinada cronología no disfrutaban en España de una información oficial las unas y fluida la otra; y, a su vez, a la estrategia por parte de ciertos autores y medios de comunicación para seguir informando de contenidos que no debieran tener cabida en ese espectro. Si Th. Harrington (2003: 167) destaca la pervivencia en la posguerra española de ideas y políticas culturales de preguerra, en esta línea se aprecia cómo en aquel último período no sólo podemos encontrar noticias y contactos referentes a las tradiciones españolas prohibidas en ese tiempo, como también referencias a idearios previos como el iberismo que habría contemplado el conjunto de las culturas peninsulares, incluyendo en este caso, asimismo, la portuguesa. Álvaro Cunqueiro, siguiendo esa dinámica y desde iniciales colaboraciones en la prensa gallega, aportará en la publicación barcelonesa de expresión castellana, Destino ¹, toda una serie de colaboraciones de temas portugueses, catalanes y gallegos que contemplamos como un imaginario ibérico que contradecía la imagen españolista propiciada por la cultura oficial coetánea. Cierto que para que esto fuera así, habría que atender a la evolución de la historia interna de la propia publicación, entre su período fundacional falangista (1937-1939) y su conversión en semanario de información general (1939-1980), de creciente corte liberal y al fin resituado en el ámbito de las apreciadas como “revistas combativas” en el límite de la década de los sesenta (Sánchez Aranda/Barrera del Barrio, 1992: 489); así como a la confluencia entre unos destinatarios de talante progresista y colaboradores incluso procedentes del liberalismo de preguerra (Geli/Huertas Clavería, 1991). Esta dinámica permitió atraer a la redacción

1. Sobre la totalidad de la producción periodística de Á. Cunqueiro en esta publicación, véase el proceso editorial de recuperación en M. García Liñeira (2007: 14-16). Nuestro vaciado y las referencias indicadas beben en las páginas de la recopilación llevada a cabo por la misma estudiosa del autor de Mondoñedo.

a independientes como, entre otros, Álvaro Cunqueiro quien aportara a aquel entramado que se ha calificado de humanismo político tratar las otras culturas hispanas en un tiempo en que esto sólo se iría haciendo de modo gradual. En estas páginas trazamos tres condensados recorridos por el noticiero que las colaboraciones de Álvaro Cunqueiro facilitan a propósito de las culturas portuguesa, catalana y gallega, en fechas previas a la normalización del diálogo peninsular que posibilitara la restauración democrática².

2.Son muy abundantes las colaboraciones lusitanas de Destino que llevan la firma de Álvaro Cunqueiro. De hecho, no era extraño a sus intereses esta temática pues en los años cuarenta había traducido Napoleão de Teixeira de Pascoaes y había mantenido contactos personales y académicos con la sociedad lisboeta (Harrington, 2003: 165-166). Destacaremos una secuencia de ordenación temática, que progresa desde el reconocimiento del mundo mítico y maravilloso a noticias geográficas, históricas y sociales para acabar con cuestiones de fondo de orden político y lingüístico.
Respecto a la materia más ancestral, el escritor menciona asuntos que pasan por la alquimia, la brujería o los seres fantásticos, ingredientes en absoluto ajenos a los propios intereses cunquerianos y connaturales en su producción (Cunqueiro, 2007: 149-152, 191-192, 250-251). En ocasiones lo esotérico no evita la clave humorística, así al tratar un proceso inquisitorial que tuvo lugar en Évora y la referencia “a fera do rio Môr” (Cunqueiro, 2007: 495, 519). En lo que se refiere a geografía e historia, el autor se mueve preferentemente por el Portugal nordestino, quizá por la regular connivencia entre Galicia y Portugal. Partiendo de la fundacional figura de Prisciliano (Cunqueiro, 2007: 323), pasa por personajes medievales portugueses, como Isabel de Aragón, “a Rainha Santa”, y por obras historiográficas lusitanas que alcanzan el período del novecientos, por ejemplo del historiador y político iberista Oliveira Martins, afirmaciones del autor que no dejan de estar exentas de eventuales apostillas humorísticas (Cunqueiro, 2007: 143- 144, 308-310, 325, 517).
Lo social se aborda con profusión de detalles. Así, por ejemplo, los estereotipos de ceremoniosa cortesía, atribuidos exasperadamente a los portugueses o un par de colaboraciones que remiten al universo culinario tan querido por el autor así como a su puesta en escena (Cunqueiro, 2007: 52, 235, 419-421, 462-463, 556). Si toca aspectos de corte económico lo hace desde el punto de vista costumbrista y hasta cómico, así al tratar el contrabando con las más diversas mercancías, ya sean café, exvotos o asnos, y dando pie a todo tipo de triquiñuelas (Cunqueiro, 2007: 103, 373-374, 584). No obstante, el panorama nacional nos llega también de la mano de los hidalgos ociosos o versando sobre el machismo. De todo ello deriva una tópica portuguesa en la que destacan los brandos costumes o las rutinarias visitas en época salazarista a sus vecinos gallegos para ingerir la prohibida bebida, coca-cola (Cunqueiro, 2007: 188, 194, 195, 579, 585). Sin embargo, la ironía y el divertimento desaparecen ante cuestiones serias como la pobreza; así cuando describe la situación de los gitanos portugueses o se refiere a la mendicidad o a la emigración, reflexión amarga esta última donde se pregunta qué fue de aquellos barões assinalados, en clara referencia camoniana (Cunqueiro, 2007: 164-165, 211, 576).
En su aproximación al contencioso Portugal versus Castilla –y aunque portugueses y españoles parecen coincidir según el autor y de modo puntual en su antigermanismo ante la conflagración europea del 14 (Cunqueiro, 2007: 114)– se repite la inevitable batalla de Aljubarrota y otros artículos donde queda claro el miedo luso a que el pez grande se coma

2.Una primera contribución a este tema se presentó en el Congreso Internacional “Mil e un cunqueiros”. Santiago de Compostela-A Coruña-Vigo (28 de septiembre de 2011 - 1 de octubre de 2011), línea de trabajo en la que hemos seguido indagando hasta la fecha.

al chico (Cunqueiro, 2007: 292-293, 331, 579). Las opiniones políticas suponen uno de los niveles informativos al que Álvaro Cunqueiro dedica apasionadamente más páginas a la hora de fijarse en la realidad portuguesa. Ello permite, al mismo tiempo, adentrarnos en los postulados ideológicos del autor, ratificando lo que fueron las raíces de su ideario, mostrados ahora ante la realidad portuguesa de la Revolución de los Claveles de 1974. Así el escritor parte de los aspectos más formales como es la maraña de siglas que surcan la lengua portuguesa, metonimia del caos político, en la época del posveinticinco de abril (Cunqueiro, 2007: 130-131, 256-257, 331). Sigue con el mito del sebastianismo, en divertida asociación del rey D. Sebastião, la virgen de Fátima y el secretario general del Partido Comunista Portugués, muy influyente en su momento, Álvaro Cunhal; continúa Álvaro Cunqueiro con el análisis de esa sociedad dividida entre el mundo rural (provinciano, oscuro, remoto y nostálgico de un pasado que ya no es) y el mundo de la capital (politizado, informado, abarrotado en sus quioscos de pornografía) para concluir que si el país no sale de las “tres efes: Fátima, Fútbol y Fado”, “el golpe habrá sido inútil”. Los personajes revolucionarios caen también bajo su lente: al Spínola “monocular”, por llevar permanentemente dicho objeto innecesario y gratuito, no le ahorra apreciaciones mordaces al analizar su “reinado de Polifemo”, en clara alusión (Cunqueiro, 2007: 128, 194-195). Da cuenta también de la incompetencia de la PIDE (Polícia Internacional e de Defesa do Estado), policía salazarista, que no fue capaz de descubrir la intentona militar (Cunqueiro, 2007: 250-251, 284-285, 579). Así como advierte, con divertidas anécdotas, del analfabetismo político de la población portuguesa en aquellos primeros momentos de la Revolución (Cunqueiro, 2007: 245, 269, 274). Y así mismo, cómo el desengaño y el escepticismo se van adueñando de los portugueses en el transcurso democrático reflejan, tal vez, el sentir del autor (Cunqueiro, 2007: 269, 274-275, 369, 390). El Partido Comunista Portugués y sus líderes no salen bien parados en aquel proceso posrevolucionario: uno de sus blancos es el líder del Comando de Operações Continentais (COPCON), Otelo Saraiva de Carvalho, al que llega a comparar con el siniestro Amín Dadá (Cunqueiro, 2007: 369, 390-391). Pero tampoco salen bien parados la iglesia ni los fidalgos nostálgicos de un tiempo pasado y que han vivido en un mundo irreal (Cunqueiro, 2007: 275, 339, 359, 590). No desestimemos que, ante todo ese abanico de posiciones, Álvaro Cunqueiro se pronuncia contra el régimen anterior a la Revolución (Cunqueiro, 2007: 579).
A propósito de los encuentros y desencuentros entre lo gallego y lo portugués, Álvaro Cunqueiro ordena fundamentalmente asuntos y cuestiones de naturaleza lingüística y literaria. Así, por ejemplo, cuando el filólogo portugués Rodrigues Lapa expresa sus propuestas reintegracionistas en La recuperación literaria del gallego, y el escritor afirma no estar de acuerdo con los criterios de dicho romanista (Cunqueiro, 2007: 295-296, 300); o cuando replica a Emilio de Navasqüés, que critica la actitud de ciertos estudiosos que proclaman la unificación ortográfica a un lado y al otro del Miño, como excusa para propuestas de índole política, y al que Álvaro Cunqueiro califica de desinformado (Cunqueiro, 2007: 300). Ello no quiere decir que el autor, al analizar momentos y obras, no aprecie un pasado común gallego-portugués y no dé cuenta de literatura en clave lusitana. De hecho, aparte de su publicación, en 1933, inspirada en los cancioneros medievales bajo el título de Cantiga nova que se chama ribeira, y de, en 1950, Dona do corpo delgado, en Destino dialoga con el juglar viguense Martín Códax (Cunqueiro, 2007: 107-108). Respecto a textos de la literatura portuguesa cita la famosa História Trágico-Marítima (1735-1736) y la producción barroca surgida al socaire del terremoto de Lisboa (Cunqueiro, 2007: 128). Se encuentra referencia tangencial a escritores vecinos como Eça de Queirós (1845-1900) y referencia explícita con el clásico Camões en el verso de Os Lusíadas, “ínclita geração, altos Infantes” (Cunqueiro, 2007: 144, 321). En ocasiones, y de acuerdo con lo revisado en las líneas anteriores, nos parece que la noticia portuguesa es mera excusa para que Álvaro Cunqueiro, ejecutando un giro de alcance irónico, aproxime el hecho a la actualidad española, que satiriza. Por ejemplo, en la anécdota relativa al título de honoris causa concedido a Laureano López Rodó (1920-2000) (Cunqueiro, 2007: 143).

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3.Acerca de la presencia de contenidos de orden catalán en Destino, contemos con las referencias que el propio autor da sobre sus contactos catalanes desde los años 30, tal y como él mismo notificara en prensa gallega desde los años 50, hablando de “las amistades catalanas”, y en lo que han abundado biografías e historiadores y críticos literarios (Armesto Faginas, 1987 y 1991; Alonso Montero, 1993; Alonso Montero/Avenoza, 1998; Cerdà/Martínez-Gil y Vega (eds.), 2003). Toda una serie de antecedentes que llevan a una “segunda etapa catalana de Cunqueiro” (Armesto Faginas, 2003: 39) donde hay que reconocer desde la instalación del autor en Barcelona hasta su participación en empresas como la revista aquí tratada e, incluso, hasta su lanzamiento como escritor de alcance hispánico (Balaguer, 2003: 82-84).
Establecidos esos lazos, cabe apreciar el noticiero catalán por parte de Cunqueiro que, de entrada, se concibe bajo pautas de pan-catalanidad con noticias históricas, sociales o literarias que van desde Gerona a Mallorca pasando por Valencia (Cunqueiro, 2007: 109, 126, 138-140, 306-308, 367, 382, 392, 427, 447, 476, 524, 527, 546, 585). Si en ocasiones se limita a nombrar un mero punto de destino o de relación con un hecho de actualidad, en otras la mención conlleva contenidos de más alcance, desde que el monasterio de san Cugat del Vallés pudiera ser sede del monje traductor de la primera versión hispana del Decamerón a, buscando la conexión gallega y catalana, por ejemplo y entre extremos cronológicos, rememorar peregrinos y peregrinaciones catalanas a Compostela o a remitir al encuentro entre Emilia Pardo Bazán y Santiago Rusiñol en Sitges. En esa geografía compartida, Barcelona, que aparece variopintamente en otras publicaciones suyas como lugar relacionado con asuntos gastronómicos o conectado con viajes propios, en las páginas de Destino se nombra como lugar de residencia de Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera, según notifica en su Corbacho y, ya coetáneamente, es considerada urbe relacionada con la más actualizada actividad editorial (Cunqueiro, 2007: 87, 230, 508). El escritor percibe una geografía histórica que se remonta al tiempo de la corona de Aragón y aún al contacto catalano-provenzal y al trovadorismo, que no es extraño a su propia producción literaria (Cunqueiro, 2007: 217, 421, 434, 481, 516-517, 519), reconociendo una identidad nacional que pudiera plasmarse en el románico de claustros emblemáticos, entre otros, el de Ripoll (Cunqueiro, 2007: 40). Geografía e historia sometidas a vicisitudes posteriores, allí donde han surgido problemas, como el estado y enseñanza de la lengua autóctona, que compartirían pueblos en situación paralela como bretones, vascos, gallegos y catalanes, todo lo que le hace abordar la forja de “una plural España”, donde el problema tal vez fuera qué hacer con Castilla (Cunqueiro, 2007: 544- 545, 579-580, 595-596). Mientras tanto, Cunqueiro rememorará cómo, en su infancia, de Cataluña se traían novedades y, coetáneamente, es capaz de apreciar iniciales signos que abogarían por una cierta normalización en la convivencia de los pueblos y de las lenguas (Cunqueiro, 2007: 368, 397).
En ese espectro, Álvaro Cunqueiro retrata personalidades coetáneas que introduce como autoridades del tema tratado en su artículo, desde el pensador Eugeni d’Ors al romanista Martí de Riquer y a los amigos literatos Josep Pla y Enrique Llovet, entre un abanico de intelectuales de las más variadas disciplinas (Cunqueiro, 2007: 46, 59, 93, 109, 124, 135, 129, 256, 266, 267, 288, 342, 358, 507, 523, 549, 552, 554, 584). En ese sentido, el autor no desatiende presencias más anónimas, algunas de las cuales le llevan a los contactos establecidos desde antaño entre Galicia y Cataluña a través de un estudio del profesor Mejide Pardo (Cunqueiro, 2007: 334-335).
Literariamente, el escritor, que no deja de rememorar las letras medievales, desde los ya mencionados trovadores o el Boccaccio catalán a Tirant lo Blanc, notifica y comenta contactos y devociones coetáneas; ya sea el mencionado Josep Pla con quien sintoniza aún por encima de lo que pudiera hacer entender la lectura de su obra o Salvador Espriu a través de la musicación de Raimon (Cunqueiro, 2007: 127, 129, 256, 267, 551, 573-574). Pero muy en particular, Joan Perucho respecto del cual, Cunqueiro afirma compartir la fabulación pseudo-erudita (Cunqueiro, 2007: 199, 549, 584) y toda una serie de coincidencias en sus respectivas retóricas narrativas en la que Cunqueiro se ratificaría en otros tantos textos, que no aparecieran en Destino como, por ejemplo, en los prólogos de El envés (1969) y El descanso del camellero (1900). Contactos personalizados como los que notifican estos últimos nombres, permiten apreciar una relación directa de Álvaro Cunqueiro con el mundo cultural catalán, a favor del cual, su relato desde Destino, facilitaría una divulgación de alcance estatal, sembrando el mapa peninsular de una enciclopedia de cómoda digestión ibérica.

4.M. García Liñeira (2007: 18) titula Del lejano país (tesoros, lobos, letras, caminos), un apartado de los artículos de Álvaro Cunqueiro publicados en Destino, sección que nos interesa revisar en esta aportación conjunta. La hemos elegido porque es la más representativa en cuanto a la imagen que el escritor desea transmitir de Galicia en el contexto diseñado a principio de estas páginas. Dentro de la configuración de un imaginario ibérico tenemos que situar a Álvaro Cunqueiro en el papel del voyeur que desea hablar del espacio conocido, aferrándose a los tópicos. El receptor no gallego, en este caso el receptor español mediante la publicación catalana, tiene noticias de Galicia gracias a que el escritor desarrolla ese imaginario con su peculiar mirada y su personal enciclopedia (Casares, 1998: 63-85).
En total se da cuenta de casi trescientos artículos. La sección que abordamos Del lejano país (pp. 231-414) es la más caudalosa en cuanto a contenidos galaicos. En ella, Álvaro Cunqueiro se ocupa de tópicos señeros de Galicia tal y como reza el subtítulo; así como de sus escritores tótem, de otras muchas curiosidades o de la historia del camino de peregrinación que conduce a esta tierra, metáfora de la particular cosmovisión del autor (González Millán, 1991:129-152). En el artículo que abre esta sección nuestro periodista nos habla de la “Galicia Románica” (Cunqueiro, 2007: 233-235) y define el románico como paisaje natural de Galicia; pero lo más significativo, desde nuestra perspectiva, es la descripción de las raíces del misterio y la constatación del milagro, como elemento inherente a lo galaico:

El retrato del gallego tiene el románico al fondo. La lengua, [...] los fantasmas, los atardeceres. Y la capacidad para vivir el misterio con vivacidad y asistir al milagro con los ojos abiertos (Cunqueiro, 2007: 235).

Cunqueiro reescribe esa Galicia de la que todos conocen algo; pero, también, desea descubrir la Galicia misteriosa, sacar fuera, enseñar al otro, al receptor no gallego, cuán rico es el folklore de esa tierra que configura el carácter de sus gentes (Chao Rego 1987: 56-74). Por esto, nuestro fabulador nos hablará de las pequeñas y grandes cosas. En el artículo titulado “Los buscadores de tesoros” (Cunqueiro, 2007: 239- 240) nos informa de que «El país gallego es un país de tesoros escondidos». Para documentar su testimonio, Cunqueiro acude no sólo a las fuentes sino también a los relatos de las gentes, que utiliza para narrar la historia (Cunqueiro, 2007: 239).
El exotismo es otra de las estrategias utilizadas por Álvaro Cunqueiro para maravillar al lector. De esta manera el receptor, al leer esta historia, no sólo se queda fascinado por el misterio del oro –“O ouro é un misterio” (Cunqueiro, 2007: 240)–, de las hadas, de los moros, de los enanos, sino, también, por el atractivo y la curiosidad que produce a lo largo de la lectura la mención al conde de Saint Germain o al conde de Skavaros, rico señor de Hungría, entre otros personajes exóticos mencionados en este relato (Tarrío Varela, 1989: 59-66).

El oro, adentrándonos en una serie de temas y tópicos recurrentes en varios de los artículos aquí atendidos, protagoniza “El oro galaico” (Cunqueiro, 2007: 235-236) donde se habla de la fama de Galicia en tiempos romanos por el mineral áureo del Sil, aludiendo de nuevo Álvaro Cunqueiro a las palabras mágicas, a las hadas enamoradas o al moro custodio para decirnos al final: “a algunos nos emociona un poco el saber que el oro de los humildes gallegos ha servido, por ejemplo, para que Trajano cabalgase en Dacia por campos en los que florece la vinca y da su perfume la menta” (Cunqueiro, 2007: 236). El escritor, tanto en “Las minas de oro” (Cunqueiro, 2007: 236-238) como en “El calcetín del Gallego” (Cunqueiro, 2007: 272-273), fabula no sólo sobre las onzas de oro escondidas en las casas sino también sobre su procedencia: “algunas fueron fruto del ahorro antiguo, otras fantasías de habanero o mejicano, y otras hallazgo que podemos decir mágico” (Cunqueiro, 2007: 273).
Otro de los grandes temas que a Álvaro Cunqueiro le interesa que el receptor foráneo conozca acerca de su tierra versa sobre la actividad luparia y la licantropía gallega. P. de Frutos García habla de algunas de las leyendas gallegas “que fueron protagonizadas por insignes hombres de las letras gallegas, como el propio Álvaro Cunqueiro” (Frutos, 1981: 9). En varios de los artículos de esta sección (Cunqueiro, 2007: 240-247, 249-250, 251-256, 261-262), nuestro escritor informa de la presencia del lobo en la vida rural gallega, protagonismo adornado con las creencias populares. De ahí deriva la importancia del lobo en el imaginario gallego y lo significativo de su divulgación ante el receptor no galaico, lo que apoya la tesis de la aportación de nuestro autor a la configuración de un imaginario ibérico compartido:

La única bestia hostil para el gallego ha sido, y es, el lobo. En nuestras aldeas se cree saber todo de él, [...]. Se cuentan cien historias en las que el lobo ataca al hombre, y si logra su muerte, lo devora. [...] Yo creo lo que creen mis paisanos (Cunqueiro, 2007: 243).

Otro de los tópicos galaicos del que todos hemos oído hablar, si no su referente fundamental, es el del Camino de Santiago. En esta sección hay recogidos varios artículos que tratan dicha materia. En “El Santo Camino” (Cunqueiro, 2007: 303-306) el autor nos lleva hasta las estepas de Asia, allí donde estaba el Gran Tamerlán y donde vivía un monje nestoriano que “soñaba con hacer la peregrinación a Compostela, que le habían llegado noticias de la Tumba apostólica en el Finisterre”. El escritor nos ilustra sobre las rutas más lejanas del Santo Camino, remitiendo también a las tierras nórdicas como Copenhague o Estocolmo, donde “había iglesia y hospital de peregrinos”. Documenta el camino como una ruta de intercambio de culturas: “Peregrinaron los húngaros, los germanos, los flamencos, los ingleses..., pero los primeros y los más, los francos, y por eso el camino se llamó francés” (Cunqueiro, 2007: 303). Con un lirismo desbordante, Álvaro Cunqueiro informa del “camino” deteniéndose en los lugares donde su enciclopedia le permite aportar información al lector, para acabar esta relación aludiendo al Año Santo (Cunqueiro, 2007: 305-306). El escritor-periodista ilustra a los lectores –foráneos o no– de una serie de detalles de la ruta jacobea como encrucijada de lenguas, gentes y culturas.
Por su parte, otra serie de colaboraciones versa sobre el paisaje, otro de los tópicos que configuran el imaginario gallego (Cunqueiro, 2007: 338-339, 356, 380-381, 389-390, 391-392, 394-395, 402-403). El lector, mediante la pluma de Cunqueiro, descubre no sólo los diez mil ríos cunquerianos que corren por sus textos sino también las consecuencias de la sequía así como de otros fenómenos que influyen en la tierra y en las gentes galaicas (Chao Rego, 1983: 166-197).
Para terminar y aludiendo a las urgencias más inmediatas de los naturales de Galicia, Álvaro Cunqueiro nos deleita en “De nombres propios de mujer” (Cunqueiro, 2007: 383) con el problema ante el que se encuentran los gallegos a la hora de dar nombre a sus hijos. En este sentido el escritor confiesa su desconocimiento de cómo resuelven problemas coincidentes los catalanes o los vascos. Él, según su criterio, aboga por la defensa de los nombres oriundos, lo que confirma nuestra postura a favor de un imaginario ibérico del que Álvaro Cunqueiro informa en clave polifónica:

Una cosa es el disparate onomástico –yo he conocido una María Stalina en mi propia ciudad, en años republicanos–, y otra cosa son estos antiguos nombres arromanzados, eufónicos, tantas veces misteriosos. O simplemente, vivos en las lenguas nuestras maternales, durante siglos. Cuando nadie había escuchado aún una palabra en lengua castellana en Ourense o en Girona, a Jorge se le llamaba Xurxo o Jordi, y no hay por qué hacernos cambiar (Cunqueiro, 2007: 383).

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes primarias

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Fuentes secundarias

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