Ortega Muñoz y la esencia del Haiku

Fundación Ortega MuñozEntre viñas y castaños

Ortega Muñoz. Castaños, Paisaje, 1956. Óleo sobre lienzo, 74 x  93 cm.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Para quien ha dedicado una parte relevante de la vida profesional al estudio de la cultura oriental, y ha sido practicante de alguna de sus artes, como es el caso de quien suscribe estas palabras, la obra pictórica de Godofredo Ortega Muñoz posterior a la segunda mitad de los años cincuenta presenta un interés sorprendente y singular.

Pues, en efecto, en los lienzos elaborados a partir de esas fechas se suceden, junto a óleos de su deriva anterior, una serie de paisajes como, por ejemplo, los titulados Castaños (1956), Tierras labradas (1958) o Viñas rojas (1963-1967) en los que se plasma un vacío receptivo, desde una perspectiva generalmente inclinada, que lleva la mirada a volcarse hacia su interior.

Este vacío, puesto de manifiesto oportunamente por José Corredor-Matheos como el gran logro de todo gran artista (p.13), está relacionado en la cultura occidental, sobre todo en su dimensión clásica griega, con la emergencia del kairós de la duración. Es decir, de la oportunidad de entrar en aquella duración que propuso Henri Bergson y que tan hábilmente describió Gaston Bachelard y que supone la irrupción de la eternidad (aión) en el tiempo histórico (chronos).

Pero es también ese vacío la clave experiencial y estética del taoísmo y del zen en la cultura oriental, si bien despojado acaso de tanta trascendencia, dado el carácter limitado de su vocación metafísica (Huici Urmeneta: 2011).

Tal analogía puede ser una buena pista para proponer una vinculación de las obras de Ortega Muñoz de este periodo con el espíritu del haiku, este breve y eficaz poema de la tradición japonesa (Huici Urmeneta: 2022), hasta el punto de que se podría decir que el pintor extremeño llevó a cabo verdaderos haikus plásticos.

Ortega Muñoz. Tierras labradas, 1958. Óleo sobre lienzo, 65 x 81 cm.
Colección particular

Dicha vinculación, que, por supuesto, no tiene en modo alguno que tomarse como explícita, se manifiesta, como se ha dicho, en su obra, al presentar (Huici Urmeneta, 1995), en sentido estricto, un paisaje pensado, depurado, sin pretensiones realistas, pero siempre con una serie de elementos de contraste plástico, como las viñas podadas, las labrantías roturadas o los castaños desnudos de hojas, operando como el denominado kireji del haiku que desata algo similar a un chispazo, generando una breve iluminación, un modesto satori ocasional.

Pero la analogía parece también producirse en el proceso creativo. Pues la tradición relativa a la escritura del haiku relata (Bashô: 2015) que el poeta debe dejarse llevar por alguna impresión exterior una vez que ha decidido abandonarse a la contemplación estática -el za-zen sobre el cojín- o dinámica -durante el kin-hin, paseo meditativo-, hasta que emerge una expresión lingüística que se reconduce hábilmente hacia la métrica mínima de tres versos de 5/7/5 sílabas.

Como se puede observar, el proceso creativo del haiku viene a exigir dos condiciones. Así, por un lado, se asume la aceptación implícita de una cierta disciplina meditativa, y, por el otro, se supone el entrenamiento artesanal en la técnica poética, en la que hay que repetir mentalmente todo el poema una y otra vez antes de llegar a su escritura (Bashô: 1983).

En este sentido, el vagar interminable de los grandes maestros del haiku -como Matsúo Bashô- encuentra su réplica en la costumbre de Ortega Muñoz de “pasear por el campo”, ya fuera por Extremadura, La Rioja o Lanzarote en un a modo de flanêur rural, y en sentarse sobre una piedra o bajo un árbol para contemplar el paisaje que le rodeaba.

Y asimismo, resulta analógica la plasmación pictórica, proyectada acaso originalmente como una larga y densa reflexión, pero realizada a posteriori aplicando las técnicas pictóricas desarrolladas en etapas anteriores: “Nunca pinto del natural, prefiero pintar los lienzos después de que hayan posado y reposado mis impresiones visuales (…) pinto el recuerdo de los sitios que me impresionan” (cit. en Trapiello: 2023). De “pintura esencial” hablaba un poeta como Gerardo Diego al referirse a la obra de Ortega Muñoz y bien apuntaba ciertamente.

Ortega Muñoz. Viñas rojas, c.1963-1967. Óleo sobre lienzo, 38 x 46 cm.
Comunidad Autónoma de Madrid (CA2M, Móstoles)

Y si, en la pura tradición zen, en el proceso mencionado se constata la desaparición del yo de quien practica el haiku hasta su fusión con lo contemplado, siendo el haiku algo así como un mero rastro, resulta curiosa esta observación de José María Moreno Galván: “Este paisaje de ahí a la izquierda, esos campos cerrados por pequeñas cercas de piedra, esas rastrojeras…, esos castaños mochos sobre tierras recién aradas, eso es de Ortega Muñoz. ¿Es de Ortega Muñoz o es Ortega Muñoz?” (cit. en Trapiello: 2023), pues, como también dice Corredor-Matheos, en este caso “no puede extrañarnos que parezcan desaparecer la pintura y el pintor” (p.15).

Es de esperar, en fin, que esta nueva perspectiva acerca de Godofredo Ortega Muñoz como haijin plástico se sume a las tantas anteriores, abriendo, si cabe, una nueva línea interpretativa, algo que solo es posible cuando, como en este caso, la obra recaba la atención con una potencia tan insólita como inesperada.

REFERENCIAS

Bachelard, G. 1978. Dialéctica de la duración. Madrid: Ed. Villalar.
Bashô, M. 1983. Le Haïkaï selon Bashô (Présentation et traduction de René Sieffert). Aubenas d´Ardèche : Publications Orientalistes de France.
Bashô, M. 2015. Diarios de viaje. (Versión castellana de Alberto Silva y Masateru Ito). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Corredor-Matheos, J. 2007. Godofredo Ortega Muñoz: una pintura pura, una realidad transparente. Badajoz: Fundación Ortega Muñoz.
Diego, G. 1973, “La pintura esencial de Ortega Muñoz” en Obras Completas. Tomo V. Madrid: Ed. Alfaguara.
Heyd, Th. 2007. “Bashô y la estética del caminar: Por la recuperación del espacio, el reconocimiento de los lugares y el seguimiento de los caminos del universo” en VV.AA. Encountering Nature: Toward an Environmental Culture, pp. 1-16. Aldershot: Ashgate Publishing Ltd.
Huici Urmeneta, V. 1995. “Una forma de la contemplación (dos notas sobre el haiku)”, Bitarte-Revista cuatrimestral de humanidades, Año 3, pp. 109- 116.
Huici Urmeneta, V. 2011. “Time and Occasion (The Ocassion: A Temporary Matrix Analogous of the Traditional Chinese Thought and the Western Philosophy Pre Christian”, International Journal of Current Chinese Studies, n. 2, pp: 93-100.
Huici Urmeneta, V. 2022. «Haiku y génesis de la creación poética (Una aproximación interdisciplinar)» en Coca, J. R y Roche Cárcel, J. a. (ed) Bases biológicas, psicológicas y socioculturales de la creatividad, pp.111-122. Madrid. Ed. Catarata.
Trapiello, A. 2023. “La santidad de Godofredo Ortega Muñoz”, en Entre viñas y castaños. Badajoz: Fundación Ortega Muñoz.