Pocas veces el cine ha tratado la pintura y un artista con tanto amor
John Ruskin, describió a Turner como el artista «que más conmovedoramente y acertadamente puede medir el temperamento de la naturaleza» (Wikipedia)
La película de Mike Leigh es un himno a la pintura, y Joseph Mallord William Turner, en su plena, pero no menos inquieta, madurez, protagonizado por Timothy Spall (Premio al mejor actor masculino, Cannes, 2014) se nos presenta, en sus veinte cinco últimos años de vida, como es: uno de los más importantes introductores de la modernidad. La abstracción y el gesto violento, pero controlado, de sus paisajes, donde los elementos de la naturaleza son relevados hasta la analítica más fina —tierra, aire (y viento), agua (y mar,) fuego— anuncian, por así decirlo, la contemporaneidad convulsiva, de que otro gran pintor, Francis Bacon, se haría eco en su extraordinaria analítica de la carne y de lo (in)humano. Humans! pronuncia Turner, a dado paso de la película, desde el fondo telúrico de su mirada sobre el mundo. Gracias Dick Pope por la fotografía fantástica, gracias Timothy Spall por tu extraordinaria representación, gracias Mike Leigh por la historia que nos has contado con tan grande maestría. ACP
Timothy Spall es William Turner, y arrastra su cuerpo semi-deforme por la corte real, por los campos holandeses y por cualquier marisma que se cruce en su camino. Observa, tal y como debería hacerlo el buen espectador. Mira y vuelve mirar, como si nunca acabara de convencerle lo que está viendo… tal y como deberían hacer, por cierto, los mejores artistas. Se gira, se lo piensa, hace un amago, otro, carraspea, gruñe y se comunica en un idioma arcaico que en algún momento reciente de la historia debió originar el inglés (y benditos los subtítulos).
Leigh se la juega y acierta de lleno. Su ‘‘Mr. Turner’’ es un biopic total. No es sólo un estudio magistral de personaje(s) (comprometido pero nunca sumiso), sino una mirada crítica (en el buen sentido, y también en el más severo, como tiene que ser) a una época, pero sobre todo a la invariable manera que el ser humano tiene de acercarse al arte. Con asombro y respeto, pero también con miedo y, por qué no, repulsión. Calculando al milímetro el alcance de cada elipsis, el cineasta británico navega, con la seguridad de los viejos lobos de mar, a través de una neblinosa continuidad, tan atípica, tan extraña (y aun así, tan incuestionable) que se muestra sublime en cada de sus facetas.
—in Victor Esquirol, “Timothy Spall es ‘Mr. Turner’: Tráiler de lo nuevo de Mike Leigh”. ElSéptimoArte.