Viajes por el sur de Portugal: Alentejo central, baixo Alentejo y costa vicentina – VV.AA:

Fundación Ortega MuñozEscaparate de libros, SO9

GABRIEL MAGALHÄES

VIAJES POR EL SUR DE PORTUGAL: Alentejo central,
baixo Alentejo y costa vicentina.

Ángel García Prieto y Fermín Rodríguez Gutiérrez
con fotos de Javier García Prieto

DG Edições, 2018.

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  Vive en Oviedo un entrañable caballero andante de los ríos portugueses. Se trata del médico Ángel García Prieto (Zamora, 1946), que ha recorrido casi todo el territorio luso tomando como brújula de esta aventura los cursos fluviales de Portugal. El resultado de esta demanda se materializa en un conjunto de volúmenes sobre los viajes realizados, siempre con los ríos como estrellas que indican el camino, pero en realidad tratando de todo un poco: los paisajes, las ciudades, villas y pueblos, los monumentos, pero también, por ejemplo, el fado, la gastronomía y los vinos, en suma, toda la cultura portuguesa. Son muchos libros que demuestran un admirable amor por Portugal, escritos con exactitud y rigor, y al mismo tiempo con elegancia y sensibilidad.

  Anotemos algunos de esos trabajos, todos ellos publicados por DG Edições, en muchos casos en colaboración con otros autores como, en tres ocasiones, Fermín Rodríguez Gutiérrez, catedrático de geografía de la Universidad de Oviedo, y en una ocasión el agrónomo Gonçalo Magalhães y en otra el economista António Marquez Filipe: La raya permeable: Viajes por la frontera hispano-portuguesa (2013), El Douro: Lugares, cultura y vinos del Duero portugués (2014), El río Tejo: Lugares, entorno y cultura del Tajo portugués (2015) y La región del Minho: Viaje por los ríos donde nació Portugal (2016). El último volumen de la serie es, por ahora, Viajes por el sur de Portugal: Alentejo central, baixo Alentejo y costa vicentina (2018).

  Esta recensión se consagra, pues, al último de estos trabajos, el dedicado al sur de Portugal y que aglutina dos periplos realizados por esa zona del territorio luso. García Prieto y Fermín Rodríguez Gutiérrez recuperan, con garbo, tal como en sus otros trabajos, la tradición del libro de viajes: un entramado de muchas informaciones que, por su variedad, no aburre al lector. El Alentejo permite a los autores momentos líricos, como cuando consideran la parte central y meridional de esta región como “el amplísimo patio interior de Portugal, donde la intimidad del alma lusitana se ve luminosamente reflejada en el blanco de la cal, el amarillo de los campos de cereales y el verde grisáceo de los olivos” (p. 12). Como podemos ver en esta cita, el lirismo existe, pero es escueto y enseguida se compagina con las pinceladas exactas de una carpintería estilística que, sobre todo, intenta fotografiar el territorio visitado.

  Fotografías de palabras, pero también fotografías reales, que iluminan el libro, dándole una luz muy particular. Javier García Prieto, el autor de estas imágenes, también se mueve en este registro doble: las ilustraciones son, por una parte, un documento de lugares visitados, pero a veces se transforman en poema. Hay un encantador lirismo visual, por ejemplo, en las fotografías de un farol de Estremoz (p. 12), de una pancarta de bienvenidos de Bens, en Beja (p. 27), o de la ventana de una vieja casa decadente de Marvão (p. 119). El libro se puede leer con gusto, pero también se puede contemplar, hojeándolo con fruición.

  Y, no obstante, se trata de una edición humilde, sin el formato pirotécnico de las publicaciones de lujo: un libro que desea viajar con nosotros, en nuestro bolsillo o en nuestra mochila, después de habernos convencido a visitar los panoramas que se pintan en su tersa prosa. Y no sólo panoramas o monumentos: en el tapiz de esta obra, surgen también muchas historias, que completan los lugares. Algunos ejemplos: el paso por Barrancos conlleva el relato de la poco conocida y muy hermosa gesta del teniente António Augusto Seixas (pp. 23-24); del mismo modo, la visita a Vila Nova de Milfontes y a la playa donde Amália, la gran “fadista”, veraneaba justifica una breve narrativa de la vida de este ícono de la cultura portuguesa (pp. 66-68); y, finalmente, la llegada a Sagres provoca una larga reflexión sobre los descubrimientos marítimos llevados a cabo por los pueblos ibéricos (pp. 96-104).

  El libro resulta, pues, muy variado, como los viajes suelen serlo. Y además se destaca en él una profunda empatía humana con las tierras visitadas. Estos lugares son abrazados por las palabras que los describen, y ese abrazo resulta cariñoso, como se puede ver en el elogio final a la realidad portuguesa (pp. 124-125). El texto de Ángel García Prieto y Fermín Rodríguez Gutiérrez representa un excelente ejemplo del laberinto de complicidades, de simpatías que constituyen la esencia misma de la mejor tradición de los contactos entre España y Portugal. El abrazo del que hablábamos, la profunda comprensión de lo portugués que los autores revelan niega la célebre teoría de un ibérico vivir de espaldas, que a veces, sólo a veces, es verdad, pero que en muchos casos no corresponde a la red de afectos y cercanías que se crea entre las dos naciones. Mientras tanto, en este año de 2019, saldrá un volumen más de la serie: el que navegará por los ríos del Algarve.